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El Desarrollo del Bebé: Respetar su Ritmo y Detectar Oportunidades para Impulsarlo

  • Psicología del desarrollo
  • 27 sept 2024
  • 2 Min. de lectura


Conocer el desarrollo de un bebé es fundamental para comprender cómo se van dando los procesos que le permiten crecer, aprender y adaptarse al mundo que lo rodea. Cada etapa del desarrollo es única y sienta las bases para la vida adulta, ya que durante los primeros años se forjan las capacidades motoras, cognitivas, emocionales y sociales (Siegler, 2016).


En estos primeros años, el cerebro tiene una plasticidad extraordinaria, lo que significa que es un periodo ideal para potenciar el aprendizaje y la adaptación. Esta etapa no solo incluye el desarrollo físico y motor, sino que abarca cómo un bebé va construyendo relaciones, cómo se comunica y cómo comienza a entender sus propias emociones y las de los demás (Berk, 2018). Al entender el desarrollo de un bebé, no solo estamos observando su crecimiento, sino que también identificamos cómo percibe y responde a su entorno, permitiendo que los cuidadores ofrezcan un ambiente seguro y enriquecedor donde pueda florecer.


La importancia de conocer el desarrollo infantil radica en que no todos los bebés se desarrollan de la misma manera, y esto es parte de la maravillosa diversidad que existe en la niñez. La neurodiversidad, un concepto que resalta que cada cerebro es único y procesa el mundo de forma distinta (Armstrong, 2010), nos recuerda que no hay una sola forma "correcta" de crecer y aprender. Algunos bebés pueden necesitar más tiempo para adquirir ciertas habilidades o desarrollarlas de manera diferente, y es precisamente aquí donde la comprensión y la paciencia se vuelven vitales.


Sin embargo, es igualmente importante reconocer que hay ciertos hitos del desarrollo que sirven como guías generales y que, de no lograrse en determinados periodos, pueden ser señales de alarma. Por ejemplo, si un bebé no responde a estímulos visuales o auditivos, no muestra interés por interactuar o tiene dificultades para alcanzar ciertas habilidades motoras, es un buen momento para buscar orientación y apoyo especializado (Siegler, 2016). Es en estos casos cuando esos “ligeros empujones” a través de intervenciones tempranas pueden marcar una gran diferencia, permitiendo que el bebé reciba el estímulo adecuado para superar las barreras que enfrenta.


Reconocer estas diferencias nos permite identificar cuándo un bebé necesita un poco de apoyo extra. Las intervenciones tempranas pueden marcar una gran diferencia y ofrecer herramientas que le ayuden a superar los desafíos que pueda enfrentar. No se trata de forzarlo ni de compararlo con otros, sino de acompañarlo y celebrar cada pequeño logro a su ritmo (Shonkoff & Phillips, 2000).


Al final, respetar el desarrollo natural de un bebé es un acto de amor y respeto hacia él. Nos ayuda a ser más sensibles a sus necesidades y a crear un entorno donde se sienta seguro, comprendido y amado. Así, le damos la oportunidad de crecer siendo quien es, desarrollando todo su potencial y contribuyendo a un mundo que valora la diversidad en todas sus formas.



 
 
 

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