Mi Camino Como Mamá en el Mundo de la Neurodivergencia
- Neuropsicología
- 30 oct 2024
- 3 Min. de lectura

Ser mamá siempre ha sido la tarea más apasionante de mi vida, y como madre de cinco hijos, cada uno me ha enseñado lecciones únicas. Sin embargo, cuando llegó mi tercer hijo, Salvador David, me trajo una enseñanza muy especial. Salvador tiene altas capacidades, pero su comportamiento me llevó a pensar que quizás podría estar lidiando con algo más, como TDAH o incluso autismo grado 1.
Mi profesión de psicóloga y tanatóloga no me preparó para la montaña rusa emocional que implicaba encontrar el diagnóstico correcto para mi hijo. Y aunque en las etapas del duelo por la incertidumbre aún me siento en negociación, estoy aprendiendo cada día junto a él. A veces, me duele no tener todas las respuestas, especialmente cuando veo que algunas personas lo ven "raro" o lo excluyen. Como mamá, eso duele mucho.
Al pasar por este camino, he aprendido la importancia de conocer y entender términos como neurodiversidad, neurodivergencia y neurodivergente. Quiero compartirlos con otras mamás que, como yo, están en la búsqueda de respuestas.
¿Qué es la neurodiversidad?
Es la gran variedad de cerebros y formas de pensar que existen en el mundo, y todos estamos incluidos en ella. Pero cuando hablamos de neurodivergencia, nos referimos a esos grupos específicos de personas que tienen un neurodesarrollo diferente, como el autismo, el TDAH, o las altas capacidades. Y si nos referimos a alguien dentro de estos grupos, decimos que esa persona es neurodivergente.
En casa, he visto en Salvador comportamientos que, como mamá, me hacían preguntarme si no estaba lidiando con algo más. Por ejemplo, Salvador camina de puntitas, aletea las manos, hace sonidos para autorregularse, no tolera los ruidos fuertes y es muy sensible a las texturas. Su alimentación también es selectiva, y a veces no responde cuando lo llamo por su nombre o evita hacer contacto visual. Estos son comportamientos que suelen asociarse con ser neurodivergente, pero en Salvador, también tienen mucho que ver con sus altas capacidades.
Las Altas Capacidades
Esto es lo que muchos llaman "superdotación". Los niños con altas capacidades viven la vida con una intensidad especial. Las emociones, los sentidos, todo se experimenta de una forma más intensa, lo que a veces puede confundirse con otras neurodivergencias, como el TDAH o el autismo.
Y aquí es donde surge una de las mayores dificultades: diferenciar entre estos diagnósticos, ya que comparten muchos rasgos. He notado que, cuando Salvador termina rápido su trabajo en clase, se aburre y empieza a moverse, a platicar o distraer a sus compañeros. Esto no necesariamente es un problema de motricidad, como se piensa con el TDAH, sino que viene de su necesidad de hacer más, de su curiosidad inagotable.
El TDAH y el Autismo
Ambos son condiciones atípicas del neurodesarrollo, lo que significa que el cerebro de nuestros hijos neurodivergentes se desarrolla de forma diferente. Pero no es tan simple como que un niño no se quede quieto o no preste atención. A veces, un niño con TDAH puede estar tan hiperfocalizado en algo que parece que el mundo a su alrededor no existe. Esta es una de las razones por las que es tan fácil confundir estos diagnósticos.
Los niños autistas, con TDAH o con alguna neurodivergencia también comparten dificultades con las funciones ejecutivas: planificar, organizarse, fijarse metas, o incluso recordar cosas importantes a corto y largo plazo. Estas dificultades impactan a cada niño de manera diferente, pero como mamá, me ha hecho ver que Salvador necesita más estructura para sentirse seguro y tranquilo.
¿Cómo Diferenciar?
Como mamá, me ha tocado ver de primera mano lo difícil que puede ser diferenciar entre TDAH, autismo y altas capacidades. Los tres tienen rasgos similares, como la sobreexcitación psicomotora, intelectual y sensorial. Por ejemplo, un niño con altas capacidades puede terminar su tarea rápidamente y levantarse del asiento porque se aburre, mientras que uno con TDAH puede levantarse porque necesita moverse para concentrarse. Y en el autismo, puede haber una necesidad de moverse porque algo en su entorno está alterando sus sentidos.
Lo importante es acudir a expertos que puedan ayudarnos a entender mejor a nuestros hijos, ya sea un psicólogo, neurólogo o paidopsiquiatra, para obtener el diagnóstico correcto y darles el apoyo que necesitan.
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